sábado, 11 de abril de 2009

EL HORNERO Y LA GOLONDRINA (Fábula)

Raúl Otero Reiche

-¡Me permite, señor Hornero,
descansar un rato en su casa?-
le preguntó la golondrina
y el hornero le dijo: -¡Pasa!
puedes estar en el alero
que está cerca de la cocina.

Cuando salió a su trabajo
el hornero, la golondrina
a todos sus parientes trajo
y ocupó "hall" y piscina.

Ya de regreso el propietario
encontró llorando a su esposa
y pensó volverse incendiario
por no ocurrírsele otra cosa.

-¿Conque la golondrina? ¿Esa
que llegó pidiendo un favor?
¿Esa qeu ni siquiera trina?
Pues he de hacerle algo peor.

-¡Déjala!- suplicó la esposa;
-ocupemos el nido viejo
que la culebra cautelosa
les ha de dar un buen consejo.

Y en efecto; así sucedió,
porque aquella familia extraña,
por echarse a dormir, no oyó
el merodeo de la alimaña.

MORALEJA
No debes fiarte del que pasa
si no quieres perder la casa.

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