La araña vieja tejía
su fina red rutilante,
sin importarle si había
bordado para un instante.
Si bordaba es porque era
su oficio bordar, así
como la rubia hilandera
teje en el cielo turquí.
A más de estúpida, tosca,
quedó atrapada en la red
una noctívaga masca.
- ¿Por qué me retiene usted?
¿Acaso es algo de mí?-
le dijo; y le respondió
la que esa trama tejió:
- Y usted, ¿a qué vino aquí?
MORALEJA
Nunca ha sido cosa buena
meterse en la casa ajena.
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ResponderEliminarbueno
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