Raúl Otero Reiche
El bulto de los entierros de las antiguas mansiones
sombrías y silenciosas de la época colonial,
se fue con sus pavorosas y satánicas visiones,
una noche desolada de surazo y temporal.
Cuando el buho graznaba en los fríos torreones,
centinela vigilante de la plaza principal
y pasaban lentamente fantasmales procesiones
a la luz parpadeante de una lámpara espectral.
Negras nubes ascendían del selvático horizonte
con sus rachas pavorosas y un relámpago en el monte
respondiendo a las señales de algún rojo calendario,
y cuando era más fatícico el aullido de los perros
y los cielos recogían su selénico sudarios,
en los pórticos ardían, plata y oro, los entierros.
sábado, 11 de abril de 2009
LOS ENTIERROS (Poesía)
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